La contaminación de plástico ya era un conflicto ambiental. Y tras la pandemia causada por el Coronavirus, el problema creció en forma de mascarillas, guantes, empaques de comida y otros productos a domicilio que inundaron calles, vertederos y océanos.
El confinamiento trajo algunas cosas buenas para la naturaleza: generó una dramática caída del 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero el aumento de los desechos plásticos es, sin duda, muy negativo.
Se pronostica, por ejemplo, que las ventas globales de mascarillas desechables se incrementarán de 800 millones de dólares en 2019 a 166.000 millones en 2020, según estimaciones de la empresa de consultoría Grand View Research.
Muchas de estas mascarillas están ya flotando en los mares y tardan entre 300 y 400 años en desintegrarse completamente. Checa cómo hacer para que tu cubre bocas no termine en la naturaleza y trata de ser responsable en su consumo.
De acuerdo con la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), esto es sólo parte del problema. El distanciamiento social está generando una avalancha de productos enviados diariamente a hogares, envueltos en una gran cantidad de envases, a medida que los consumidores recurren cada vez más a las compras en línea y a la comida para llevar.
Por ejemplo, durante el confinamiento de ocho semanas de Singapur, el cual se empezó a levantar el 1 de junio de2020, los 5,7 millones de residentes de la ciudad-estado desecharon 1470 toneladas adicionales de envases de plástico de comida para llevar, revela una encuesta citada por el periódico Los Angeles Times.
¿Cuales son las soluciones posibles? A nivel personal: cocinar en casa en lugar de pedir comida, no pedir bolsas de plástico, ser responsable en cómo tratar los desechos de cuidado personal, comprar un gran gel antibacterial y rellenar los botes, en lugar de comprarlos cada que se acaban.
A nivel global, la UNCTAD sugiere que los gobiernos regulen la producción y la repartición de plásticos y a las empresas, buscar sustitutos que no sean producidos a partir de combustibles fósiles. La lista de materiales no tóxicos, biodegradables o fácilmente reciclables que podrían sustituir el plástico incluye muchos ya conocidos como vidrio, cerámica, fibras naturales, papel, cartón, cáscara de arroz, caucho natural y proteínas animales.
Las naciones en desarrollo exportan, por ejemplo, el 92% del yute mundial, siendo Bangladesh (74%) e India (9%) los principales países productores. Estos países también produjeron en 2019 el 94% de las exportaciones mundiales de caucho natural, con Tailandia (31,5%), Indonesia (30%) y Costa de Marfil (8,5%) a la cabeza de la lista.
Con información de ONU Noticias.