Un imán ayuda a que las semillas germinen en tiempo récord, pero también beneficia a las plantas de crecimiento lento como la sansevieria o algunas suculentas. Y ¿Por qué pasa eso? Se debe a que el electromagnetismo logra una mayor concentración de proteínas y aceites esenciales y ello promueve el crecimiento en las plantas.
Asimismo, poner un imán al lado de tu planta contrarresta el estrés causado por la salinidad del agua de riego, así como de la falta de hidratación, las altas temperaturas y los rayos UV del sol.
Pon el imán en la tierra a la altura de las raíces de tu planta; retira la planta de la maceta, coloca 2 centímetros del sustrato indicado para la planta y añade el imán. Ahora coloca tu planta y añade más sustrato.
Deja algunos imanes en un recipiente con agua por algunos días y luego riega tus plantas como lo requieran. Así podrás hacer que las mismas disfruten de las propiedades del electromagnetismo.