“En la cultura maya, las mariposas eran los guerreros muertos en batallas o sacrificios. Estos héroes, en su proceso rumbo al inframundo, acompañaban durante cuatro años al dios sol. Después, su alma se transformaba en una mariposa”.
Su sola presencia nos asombra. Millones de mariposas monarca llegan a los bosques centrales de México cada año, recorriendo más de 4,000 km desde Estados Unidos y Canadá y desde luego estos seres maravillaban a las culturas primigenias que habitaron este país.
Solo para que te des una idea, las mariposas monarca llegan desde Canadá y durante su traslado para anidar a Mexico viven y mueren varias generaciones en un ciclo hermoso de la regeneración de la vida.
En los últimos años han crecido los esfuerzos para su conservación ya que se sabe que el uso de agroquímicos en la franja agrícola de todo el sur de Estados Unidos las ha ido matando.
Hoy cada vez más personas luchan y demandan su conservación. Y en el imaginario colectivo además de visitarlas y admirarlas nos encanta conocer el lugar que ocupaban estos increíbles seres dentro de la mitología prehispánica.
Aquí algunas de las concepciones mitológicas en las que figura la mariposa monarca en algunas de estas culturas:
Los aztecas la llamaban Quetzalpapalotl o mariposa sagrada y la asociaban con Xochiquetzal (flor preciosa), diosa de la belleza, el amor y las flores.
Mientras, los purépechas la llamaron Kolombrini parakata y los otomí tümü. Mexicas, mixtecas, teotihuacanos, toltecas y zapotecas le dedicaron muestras de honor y ónadmiración.
En la creencia mazahua y purépecha las almas de los seres amados regresan encarnados en estos hermosos insectos. Y esto además se confirmaba ya que su arribo a México coincide con el Día de Muertos.
En el Estado de México y Michoacán las reciben con ofrendas de cera y copal. Asimismo, otra creencia viva en estos estados apunta a que los muertos viajan en las alas de las mariposas y es así como llegan hasta los altares.
También, las culturas prehispánicas le ligaron a ser las encarnaciones de los ‘espíritus del bosque’.
¡Hermoso!