La inclinación de la Tierra sobre su eje generó las estaciones, y las condiciones de este singular planeta, incluyendo la presencia de agua y su distancia con el sol, originaron los distintos climas que propician una biodiversidad que ha probado estar interconectada más allá de las distancias geográficas (se ha comprobado que la arena del desierto del Sahara poliniza el Amazonas, por ejemplo).
En 1992 las Naciones Unidas creó el Convenio Internacional sobre la Diversidad Biológica pero, aún así, solo en 40 años hemos terminado con el 60% de la biodiversidad en la Tierra.
Hoy queremos visibilizar cómo la biodiversidad y su conservación no son un asunto de ideologías, posturas políticas o modas: la diversidad biológica está estrechamente ligada con el equilibrio perfecto que hace que este lugar que llamamos Tierra sea mágico, tenga vida y, por lo tanto, sea nuestro hogar.
Acá algunos indicios de esto:
Según información de Klaus Töpfer, quien fue director general del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), el maremoto que afectó al sudeste asiático el 26 de diciembre de 2004 fue especialmente dañino porque los manglares y los arrecifes de coral, que juegan un papel de barrera contra las catástrofes naturales, fueron destruidos.
La biodiversidad, también regula el clima, y por ello, el ciclo de nuestra alimentación y la disponibilidad del agua. Por todo esto, cuando hablamos de biodiversidad, hablamos, simple y directamente, de nuestra supervivencia.