Casi podríamos afirmar que todos en algún momento de nuestra vida hemos detestado la presencia de algún mosquito. No solo por la molesta comezón luego de un piquete, también por su sonido y por su presencia incómoda sobre todo en una noche de sueño.
Pero como todo en la naturaleza, en realidad los mosquitos tienen su gran función en la maravilla que es el ciclo de la vida. Vamos por partes.
Luego de que la madre deposita los huevos en el agua, cuando estos se vuelve larvas, estas últimas sirven de alimento para animales del agua como peces, ranas y salamandras.
Pero además, las larvas filtran materia orgánica en el agua lo cual fomenta el crecimiento de las plantas. Una vez que la larva se ha convertido en un mosquito adulto, este se alimentará de frutas, flores y además se convertirá en un polinizador, es decir, este ser ‘riega’ la vida de muchas plantas en el ecosistema.
Increíble, ¿no?
Lo que sucede es que las hembras pican ya que necesitan una fuente externa de proteína para que se desarrollen sus huevos. Y sí, son molestísimos, pero como todos los polinizadores contribuyen a esparcir enormemente el ciclo de la vida.