Esta temporada suele asociarse con luces, regalos y celebraciones, pero también con un aumento importante en la generación de residuos y el consumo de recursos. La buena noticia es que celebrar no tiene por qué significar contaminar. Con pequeñas decisiones cotidianas, podemos vivir una temporada de fiestas más consciente y amable con el entorno.
Si usas árbol natural, asegúrate de adquirirlo en lugares autorizados y recíclalo después de las fiestas. En la Ciudad de México, los árboles se transforman en composta y material para mejorar los suelos, lo que devuelve vida a la tierra. Nunca lo abandones en la vía pública.
Un paseo al bosque, un picnic, una caminata, una visita cultural o incluso un donativo generan recuerdos duraderos y no producen residuos. Menos objetos, más momentos.
Evita el papel metalizado o con plásticos. Puedes usar papel reciclado, periódico, telas, bolsas reutilizables o incluso reutilizar envolturas de otros años. A veces, lo más sencillo también es lo más bonito.
Apaga las luces decorativas cuando no estés en casa y prefiere focos LED. Reducir el consumo energético también es una forma de cuidar el planeta.
Apoyar a productores locales reduce traslados, emisiones y fortalece la economía de tu comunidad. Comprar menos, pero mejor, también es un acto ambiental.
En las reuniones decembrinas, los desechables suelen multiplicarse. Una alternativa sencilla es optar por platos, vasos y cubiertos biodegradables o compostables, hechos de materiales como bagazo de caña, cartón o fécula de maíz. Mejor aún, si es posible, usar vajilla reutilizable. Estas decisiones reducen la cantidad de residuos que terminan en rellenos sanitarios y ayudan a disminuir el impacto ambiental de nuestras celebraciones.
Celebrar las fiestas sin contaminar es pensar en el planeta y pensar en el planeta es asegurar futuro.
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